sábado, 16 de febrero de 2008

¿Cómo podemos hacer a nuestros alumnos responsables de su propio aprendizaje?

En un comentario a una entrada anterior (al fin un comentario, después de tantos meses predicando en el desierto, gracias Elena) Elena Pérez Urria ponía el dedo en la llaga: la dificultad que representa para la mayoría de nuestros alumnos empezar a protagonizar su propio aprendizaje cuando carecen de experiencias previas en ese sentido. En esta entrada voy a reflexionar sobre como podemos enfrentarnos a la tarea de convertir alumnos pasivos provenientes de la enseñanza secundaria en aprendices autónomos y responsables durante su periodo de formación universitaria.

Esta cuestión se puede plantear desde la perspectiva del profesor, pero creo que es más fructífero que vayamos pensando en contestarla desde la perspectiva de la facultad, del conjunto de profesores que deben lograr (dentro de una economía de medios materiales y humanos) el milagro educativo de convertir en cuatro años al heterogéneo grupo de estudiantes inmaduros salidos de la secundaria y convertirlo en una promoción de biólogos que han desarrollado las competencias necesarias para su profesión y la capacidad para el aprendizaje autónomo que les servirá durante toda su vida. Por tanto creo que hay que adoptar la perspectiva institucional no la puramente individual para dar la mejor respuesta posible a esa pregunta.

Para cambiar a un sistema de aprendizaje activo centrado en la actividad del alumno necesitaremos cambiar radicalmente la mentalidad y la actitud de nuestros alumnos en primer curso. Será un duro pero gratificante trabajo para los profesores de primero que deberán prepararse a conciencia para ese difícil papel pero gracias a su sacrificio en aras de la docencia, los demás profesores de la facultad se beneficiarán de tener alumnos con una mentalidad más madura fruto del nunca suficientemente valorado trabajo de los "héroes de primero" .

Esto es lo que en el sistema universitario de Estados Unidos denominan los freshman seminars y sophomore seminars (recomiendo consultar los de la Universidad de Berkeley en California http://fss.berkeley.edu/ ) en los que se enseña a los alumnos de primer y segundo curso a trabajar en equipo y preparar tareas, seminarios, discusiones y a plantearse cuestiones y resolverlas documentándose con autonomía. Hay que colocar buenos y expertos profesores en los primeros cursos no a los últimos en el ranking que no tienen más remedio que escoger las asignaturas de su departamento que nadie quiere dar.

También se deberían incluir en las "asignaturas disciplinares" de primer curso múltiples actividades que contribuyeran a cambiar la mentalidad de los alumnos (de pasiva a activa) y motivar su compromiso con su propio aprendizaje. Ejemplos de estas actividades se ofrecen en una entrada anterior de este blog. Os recomiendo que la leáis por que a lo mejor alguna de estas actividades os puede servir para hacerla con vuestros alumnos y motivarles para que maduren. Las actividades a las que se refiere están en mi sitio web http://www2.uah.es/problembasedlearning/
dentro de las páginas de las asignaturas de inmunología e inmunología clínica.Podéis descargarlas y usarlas libremente.

Esos valientes profesores de primer curso serán nuestra tropa de choque que reciba lo más duro del encontronazo con las hordas de alumnos provenientes de la enseñanza mesozoica. Todo lo que hagamos por civilizarlos y socializarlos en la nueva cultura universitaria europea del aprendizaje activo, autónomo y responsable será poco.

Habría que hacer cursos cero y asignaturas de seminarios (del tipo freshman seminars) para reforzar la consecución de ese objetivo estratégico tan valioso de cambiar la mentalidad y el compromiso de nuestros alumnos. Los profesores con calidad docente, experiencia, sentido de la responsabilidad institucional y valor a toda prueba deberíamos ofrecernos voluntarios para una misión tan arriesgada como trascendental. La institución debería recompensarlo con un reconocimiento especial de una carga docente tan trascendental para lograr el objetivo de formar licenciados competentes.

Una vez que logremos tener esa materia prima imprescindible para el aprendizaje activo, alumnos mentalizados y preparados para aprender por medio de su actividad, el resto de los profesores implicados en el plan formativo (segundo, tercero y cuarto) debemos escoger sabiamente las actividades y construir los "actividarios" de nuestras asignaturas. Para ello necesitamos buscar y seleccionar actividades que sean formativas en si mismas para nuestros alumnos, que no supongan cerros de trabajos a corregir, que no requieran más esfuerzo de supervisión o de corrección que el estrictamente necesario para optimizar el aprendizaje del alumno y su evaluación formativa.
El objetivo de la actividad es que el alumno aprenda al realizarla y para lograr este objetivo no es imprescindible que su profesor dedique gran tiempo y esfuerzo a calificarla, solo lo mínimo necesario para aportar feed back constructivo. Pongo un ejemplo: en lugar de corregir cien ejercicios simplemente los fotocopiamos. Examinamos diez de muestra, señalamos los errores mas frecuentes y elaboramos una plantilla para la corrección en la que se ejemplifique un ejercicio modelo o una rubrica en la que se establezcan criterios y niveles de puntuación para el ejercicio. Devolvemos los originales a sus autores y les pedimos que los corrijan usando la plantilla y nos los vuelvan a entregar marcando las correcciones. De esta manera tan sencilla nuestros alumnos han hecho el trabajo de de corregir sus trabajos,le han ahorrado trabajo a su profesor y han aprendido a corregirse al hacerlo.

Deberemos elegir estas actividades en función de nuestros objetivos de aprendizaje de nuestra disciplina (competencias específicas) pero también en función de las competencias transversales que queramos desarrollar en nuestros alumnos.

Un elemento importante será aprender a utilizar las herramientas que nos proporcionan las plataformas de apoyo a la docencia: repositorios para la documentación del curso, preguntas MCQ para autoevaluación con feedback automático. El profesor tiene que invertir mucho esfuerzo inicial para generar las herramientas pero luego sólo deberá actualizarlas y mantenerlas. Por tanto este es un esfuerzo que se rentabiliza a largo plazo y merece nuestra atención prioritaria.

¿Cómo podemos conseguir el máximo aprendizaje proporcionando sólo el mínimo apoyo imprescindible a estos alumnos activos? Debemos hacerles responsables en mayor grado de su propio aprendizaje, exigirles que aprendan con más autonomía, exigirles que trabajen con más intensidad sin que eso suponga un trabajo intensivo para sus profesores (pues ese no es el objetivo). El objetivo es acelerar la maduración de nuestros alumnos, es un objetivo al que todos los profesores de la facultad deberemos contribuir con nuestro granito de arena, pues es un objetivo que sin ninguna duda merecerá todos los esfuerzos que se le dediquen.

Esta es una tarea tan difícil y desafiante para el conjunto de profesores que forman una facultad que sólo nos resta esperar que a nivel institucional se nos apoye y no se nos dificulte más. Ante el
reto del EEES los profesores necesitamos un nivel de respaldo y estimulo institucional a la buena docencia mucho mayor que el que nos han ofrecido hasta ahora.